Cacería infructífera en el santuario de pájaros.
Después de caminar media hora y haber visto un par de pájaros, a lo máximo, nos empezamos a desesperar. Será esto por lo cual el lonely planet no recomienda venir al “Bird Sanctuary”? Caminamos. Hay que hacerlo, estamos exactamente en la mitad del circulo que es la caminata, regresar sería… digamos, no lo mas divertido, a final de cuentas quién quiere ver los mismos pájaros una y otra vez. Además, el manglar es bastante espectacular. Un avión pasa muy cerca y vemos dos garzas más. De repente una bota enterrada en el lodo llama mi atención al tiempo que provoca un escalofrió en mi cuerpo. Obviamente la bota está sola, pero su presencia en tan inusual sitio es suficiente para que mi imaginación vuele, o más bien se hunda. Digo, una bota tirada en la arena del mar generaría otra sensación y una tal vez enterrada en el jardín frente la veranda provocaría curiosidad, pero esta bota es diferente; y no solo por las advertencias que exigen tener cuidado con algunos tipos de serpientes, o las que prohíben salirte de la ruta marcada, sino también por su soledad. La bota esta sola, se encuentra rodeada de nada más que manglar y la ocasional visita de alguna garza o una de las serpientes que utilizan el manglar como ruta a la selva. La bota no exige nada, pero yo siento la necesidad de darle compañía…